El O’Reilly es uno de los bares y restaurantes más recomendados en una visita a La Habana Vieja, local que despliega sus encantos en las dos plantas de una construcción que se mantiene antigua a la vista, aunque con un diseño interior que no deja de lado el diseño contemporáneo en una bella mezcla de maderas, bancos y mesas altas, muros con ladrillos y carteles de otros tiempos. Ubicado en la calle que da nombre al local, está próximo a sitios relevantes de la ciudad como la plaza de la Catedral. Para llegar al mar hay que caminar unas 10 cuadras.
El gran cartel del local cuelga de las rejas del viejo balcón en la planta superior, a la cual se accede a través de una escalera de estilo colonial. Se respira allí un aire irlandés, siendo ésta una clásica taberna de aquel país europeo, aunque anclada en una zona de La Habana en la cual tuvo un amplio influjo un militar español hijo de irlandeses, el mariscal Alejandro O’Reilly, quien fue enviado a la isla en 1763 por el Rey Carlos III.
Se destaca la carta de café del establecimiento, en el cual es posible ser testigos de todo el proceso de elaboración, y también pedir granos para llevar en bolsa. También es atractiva su carta de comidas, con desayunos muy completos, y platos abundantes para almorzar o cenar. Imposible quedarse con hambre en Café O’Reilly, ideal para disfrutar de un modo distinto los encantos de Cuba, en este caso con condimentos del viejo continente.
El Café O’Reilly abre sus puertas los siete días de la semana, desde las 9 de la mañana hasta la medianoche, en el número 304 de la calle que da nombre al local. Los que han visitado el bar recomiendan acomodarse en la terraza para contar con una privilegiada vista de la ciudad, disfrutando alguno de los clásicos tragos tropicales ofrecidos. Un rincón recomendado de La Habana Vieja.