No cabe dudas que Cuba es sinónimo de playa. Su condición insular convierte a este destino caribeño en uno de los más elegidos en el mundo por los amantes de la vida marítima y por aquellos se sienten a gusto descansando con los pies en la arena, que en cada una de sus playas en blanca y fina. Además, sus aguas son de azul cristalino y siempre cálidas, con una temperatura promedio de 26 grados a lo largo de todo el año. En rigor, en Cuba es posible hacer playa en cualquier temporada, siendo que de noviembre a abril la temperatura ambiente ronda entre los 18 y los 28 grados, y que de mayo a octubre la media es de 30 grados centígrados.
Al contemplar el mapa cubano aparecen playas en todas las direcciones. Las más destacadas, y no casualmente las más visitadas por el turismo, sueltan anclas en la costa norte. Varadero es el destino playero por excelencia en la isla,, aunque hacia el noreste aparece un sistema de cayos que son dueños de playas que son verdaderos paraísos sobre la tierra. Son relevantes el Cayo Guillermo y su espectacular Playa Pilar, el Cayo Coco y Santa María, todos por encima del Parque Nacional Caguanes.
La costa sur de Cuba también tiene propuestas para los amantes de la playa, siendo las más célebres en la zona aquellas que bordean la Bahía de los Cochinos, como Playa Larga y Playa Girón que, por lo demás, son ideales para la práctica de buceo y snorkel gracias a la presencia de excelentes fondos marinos. Al sur tiene su relevancia Playa Ancón, cerca de Trinidad. Y ya que hablamos de esta latitud, al suroeste de Cuba se encuentra la Isla de la Juventud, también con playas encantadoras y con delicias para los buzos tanto amateurs como profesionales.
Los extremos laterales de Cuba también ofrecen atractivos playeros: en las regiones más occidentales y orientales de la isla, respectivamente, hay buenas opciones para aquellos que prefieren balnearios más vírgenes, menos explotados por el comercio, y en tanto una experiencia “más salvaje”. Al oeste se destacan playa Las Tumbas, y al este las playas de Moa y Baracoa, sin olvidarse de los atractivos del Cayo Saetía, en Holguín.
Lo cierto es que Cuba despliega un impresionante abanico de alternativas para quienes gustan de la playa, con opciones para todos los gustos y un denominador común: paisajes que nada envidian a lo que imaginamos por paraíso. Algunas más agrestes, otras más urbanizadas y con establecimientos hoteleros que acompañan la escena y en ocasiones la hacen más completa con agenda de actividades, bares y restaurantes sobre la playa, y más.
En todas las playas de Cuba es posible disfrutar actividades acuáticas, acercarse a la propuesta de los centros gastronómicos cercanos, y por supuesto, sentir en el cuerpo el verdadero sabor cubano bebiendo un buen mojito con los pies acariciando las arenas de alguna de las tantas playas de esta isla.